Por Juan Emilio Mirabustos, especial para Moreno es lo que hay
"A la gente se le ofreció dos peronismos y votó al que ya conoce".
Con esa frase, un importante armador morenense de La Libertad Avanza (LLA) resumió un resultado electoral que no se lo puede calificar de catastrófico porque ya se veía venir, aunque no con esa diferencia.
Fueron 14 puntos de distancia. 14, como las toneladas de piedra que tiraron el kirchner-peronismo y la izquierda unida en el Congreso para voltear a Macri a fines de 2018. El aparato electoral peronista, tanto dentro de él como fuera, se aceitó más de la cuenta, a riesgo de quedar en un empate técnico.
Un conocido periodista de General Rodríguez lo graficó aún más: "El peronismo te hace vivir en el barro, hacés tus necesidades en un balde, te destruye a impuestos, pero en dos semanas te seduce para que los votes. Trabajan en eso cada dos años y la gente cae una y otra vez. Es un síndrome de Estocolmo permanente y esta iba a ser una gran oportunidad para quitarles poder".
El peronismo bonaerense desdobló las elecciones casi por las dudas. Al momento que lo hizo, los números en las encuestas estaban bastante parejos y LLA venía muy envalentonado con la contundente victoria que tuvo en Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA).
Si perdían en septiembre, les quedaba octubre. Pero ganaron antes. Y ahora la taba se dio vuelta. El trabajo pesado de remontar tamaño resultado queda en manos de LLA, a quienes no les funcionó el "peronizar" los cuadros.
Ese fue uno de los principales factores de la derrota: el desastroso armado político que tuvo, con peronistas disidentes que no juntan votos, libertarios disidentes que jugaron su propio partido para restarle votos (no tantos) a la alianza libertaria, tras acuerdos por debajo de la mesa con el kirchnerismo gobernante, días antes de las elecciones. Lo confirman fuentes de todo tipo.
No solamente los ñoños republicanos del PRO le soltaron la mano al gobierno que frenó una hiperinflación inminente y estabilizó la economía en tiempo récord. Esta vez la gente no votó con el bolsillo, pero muchos se comieron el clásico del peronismo cuando no gobierna: "La gente está muy mal". No se sabe por qué, pero es un mantra que, al micromilitarlo, les funciona cada tanto.
Otro factor importante de este "diario del lunes" fue la falta de fiscales. Hubo escuelas que recién pudieron abrir mesas a las 11 de la mañana, tres horas después de comenzado los comicios. La escasez de fiscales libertarios y, por ende, de boletas de LLA, fue atroz en muchas mesas.
Era solamente decir "faltan boletas" para que se pongan unas pocas de color violeta y, apenas se iba el reclamante, quitarlas. El ya mencionado impresentable armado político, rodeado de peronistas rebeldes, hizo que solamente los cuadros de cada uno de ellos, organice la fiscalización, quedando afuera muchos voluntarios.
Y ni hablemos de la ausencia casi total de gente del PRO en las mesas. Si bien ya había acuerdo con el líder del partido, ni más ni menos que Mauricio Macri, para unirse a los libertarios en las futuras elecciones, del lado de las "palomas" hubo berrinche por la decisión, pero jamás imaginaron que iban a tomar cartas en el asunto.
Todos los ojos fueron hacia María Eugenia Vidal, quien fue de los pocos cuadros del PRO en hacer público su descontento por la unión para frenar al kirchnerismo. Varias fuentes la citan como la autora intelectual de esa ausencia de fiscales.
Hoy por hoy, el PRO no saca más de 5 puntos, ya lejos de los triunfos de hace una década. Pero el orgullo pudo más que la convicción republicana. Si LLA ganaba, la foto de la victoria con ellos iba a ser la tumba definitiva del PRO.
Si LLA perdía, como ocurrió, la derrota era toda de ellos. Poco les importó que enfrente tenían al kirchnerismo. La neutralidad, a veces, termina siendo más cara que el tomar partido. También estaba el mismo desánimo que transmitían los que, supuestamente, quedaron afuera de esta elección y pasearon por los canales opinando: "Estas son elecciones provinciales, no te definen nada".
Como si Buenos Aires fuese Tierra del Fuego y el Conurbano fuese Calamuchita al fondo. Las únicas provincias que definen elecciones son Buenos Aires, Córdoba y Santa Fe, en ese orden.
Y de Buenos Aires, lo define el conurbano más poblado y más pobre. Si el peronismo compra ese electorado dos semanas antes con bolsones de comida, placitas con ruedas de camión pintadas, recitales de Lali Espósito y tapando los pozos de las calles de tierra con más tierra, al momento de la votación se garantizan dos años más de impunidad, no sólo política.
Ya lo dijo un colega de Moreno, al que le han ofrecido pauta municipal y dice cansarse de rechazarla: "La gente le tiene miedo y hasta terror al peronismo. Los vota para que no le jodan la vida y lo más gracioso es que se la terminan jodiendo igual, pero los vuelven a votar".
Es sabido que tanto el peronismo como el kirchnerismo, una de sus armas letales es la psicopatía. El empezar a infundir un miedo que no existe pero que te hacen creer que sí, le ha funcionado muchas veces.
Y tuvo dos armas que las supo usar. Una de ellas es el periodismo eternamente ensobrado. El ex chimentero Jorge Rial, fanático del kirchnerismo desde el día que le cerraron los números dentro de sobres enviados con una moto sin patentes, expuso en el Congreso de la Nación un "ataque a la libertad de expresión" por difundir audios privados desde Casa Rosada que hablaban de presuntas coimas recibidas de empresas de medicamentos.
Un juez acólito a la convicta Cristina Fernández de Kirchner convalidó esas "pruebas" y los medios de noticias, que desde casi 2 años no reciben un peso de pauta nacional, lo reprodujeron como conejos.
Lo más curioso es que nadie tuvo la oportunidad de escuchar esos audios y hasta un streamer uruguayo amenazó con difundirlos, casi provocando un conflicto diplomático innecesario. Pero el daño estaba hecho.
Una simple suposición disparó el "ah, también son corruptos" de quienes decían que era más complejo lo de los bolsos con plata o los cuadernos de la corrupción K. Días antes se sumó también el debate por la ley de emergencia a la discapacidad.
La oposición al gobierno nacional usó eso como "escudo humano" para que se promulgue y, por consecuencia, tambalée el equilibrio fiscal.
Si no se promulgaba, era porque todavía seguían habiendo jubilados que en su vida aportaron al sistema y discapacitados que milagrosamente no necesitaban una silla de ruedas para moverse.
Todo marchaba acorde al plan, ya que el presidente Javier Milei vetó esa ley hasta que se no quede ninguna pensión trucha. Pero apareció en escena el senador Luis Juez, quien, si bien tiene una simpatía por el Gobierno, aunque es senador por el PRO, no tiene inconvenientes en cuestionar ciertas decisiones, entre ellas, el del veto a esta ley.
Fue así que llevó a su hija con parálisis cerebral al recinto para demostrar lo necesaria de la ley. Inmediatamente, como si eso fuera el broche de oro, el senado votó casi en mayoría absoluta el rechazo al veto de esa ley de emergencia.
El kirchner-peronismo lo celebró como un Mundial, cierta parte del periodismo, golpeándose fuertemente el pecho, lo aplaudió. Pero del lado de la militancia mileista hubo mucha bronca.
Quien más lo exteriorizó fue el famoso Gordo Dan, que no se guardó ni un insulto ni un emplazamiento hacia el senador cordobés desde sus redes sociales. Fue tan explícito que la misma Karina Milei tuvo que llamar a Juez para pedirle disculpas.
No es para menos. Javier Milei, en uno de sus viajes a Estados Unidos, estuvo en las oficinas de Meta y vio cómo era el trabajo de ellos hacia las personas con parálisis cerebral para mejorarle su calidad de vida. Inmediatamente llamó a Luis Juez para comentarle lo que vio y lo que le puede llegar a servir a su hija.
La respuesta del cordobés en los medios, evidentemente emocionado, fue contundente: "(Con esa acción de llamarme, Milei) Me compró de por vida".
En algún momento iba a llegar este punto de inflexión para La Libertad Avanza. Le llegó más temprano que a otros. Se sabía que no iba a alcanzar con estabilizar lo económico (aunque algunos periodistas, con mano en el mentón, digan que se "estancó"), mientras la agenda setting la seguía teniendo el peronismo kirchnerista.
Con un Axel Kiciloff probándose la banda presidencial (al menos por estos días) y un libertarismo teniendo pocas semanas para levantarse de semejante golpe electoral, desde el oficialismo nacional hicieron lo que nadie esperó: la autocrítica, que fue marca registrada permanente del PRO y el peronismo siempre evadió.
Ese peronismo que, según algunos, olía sangre, no se derramó ni siquiera en el acto de cierre de campaña que hizo LLA en el mismísimo infierno kirchnerista morenense.
Javier Milei aceptó las reglas de la democracia, para que dejen de pensar en un futuro tirano desde su persona. Se perdió un partido muy difícil. Queda corregir y aumentar. Queda sacar lo que no sirvió y mucho menos sumó.
Queda, como dijo otro tuitero, hacer volver a "los pibes" para el armado. Lo que no queda es tiempo.
En 2019, Juntos por el Cambio (JxC) recuperó en dos meses diez puntos entre las catastróficas PASO y las elecciones generales, donde perdió por 7 puntos de diferencia en lugar de por 17.
Es cierto que entre ese ayer y el hoy pasó una eternidad, pero un partido nuevo con la fuerza que tiene LLA entre sus cuadros originales y militantes de la primera hora, debe saber corregir todo lo que se hizo mal el domingo 7 desde el lunes 8.
Solo así, el "kirchnerismo nunca más" que se pregonó en campaña, empezará a dejar de ser un deseo de los argentinos de bien y ser una realidad palpable.
Va a ser difícil todavía lo de "peronismo nunca más", pero las cosas, para que salgan como lo planeado, se hacen de a una. La vara de la paciencia y la perseverancia no siempre se la tienen que dar al peronismo.